miércoles, 10 de febrero de 2010

Tertulia con Aurora Fernández Polanco.



La sesión de hoy martes resultó my intensa. Vino muy puntual Aurora Fernández Polanco, tomamos unas cañas y alguna copa en la barra y luego nos sentamos en la mesa. Llegaron un poco después Marta y Ofelia y al final Andriana y Tomás. Andriana trajo, además, y por la primera vez en esta tertulia una cámara e hizo a lo largo de la misma muchas fotos, que después veremos. Aurora se sorprendió de ver a varias de sus alumnas efectivas o potenciales: Hisae, Marta, Ofelia, todas involucrudas de una manera o de otra con la facultad de artes de la Universidad Complutense. La discusión fue a la par diversificada e intensa. Hisae, por ejemplo, contrapuso su educación artística
en México con la que ha recibido en España. Dijo que la de aquí le resultaba muy egoista porque mientras que en México los estudiantes aprendían unos de otros, los de aquí eran exrtremadamente celosos de lo que hacían y, por lo mismo, no querían compartirlo con nadie. El centro de la discusión, sin embargo, estuvo en la cuestión de la relación actual entre el arte y la filosofia. Empecé diciendo que, desde el punto de vista de los comitentes, la historia del arte del último siglo podía esquematizarse en el tránsito de los ámbitos del arte desde los interiores burgues fin de siecle, siguiendo con las corporaciones típicamente neoyorquinas de los 50/70 del siglo pasado, hasta llegar a la situación de hoy, en la que la multiplicación exponencial de los museos y centros de arte en América, en Europa y ahora en Asia y el Medio Oriente, ha traido como consecuencia el imperio de la filosofia en las artes. En las facultades y en la escena artística. Los gestores de esos museos y de esos centros deciden sobre quién expone o no en funcion sobre todo de discursos teóricos. Aurora replicó diciendo que la imagen no se podia separar de la palabra, que para eso ella habia curado en el Reina Sofía, hace un par de años, la exposición, ´La mirada impura ´. Y aunque reconoció que la filosofia cumple un extraordinario papel en la formación de los artistas y en su práctica actual, no se trata de que el arte ilustre a la filosofía sino de que el arte establezca un diálogo con la filosofia. Daniel - y también Antonio - me pidieron que fijara de nuevo mi posicion y lo hice. Dije que había, a escala social, una necesidad del arte - tal y como reza el titulo de un libro de Ernest Fischer - pero que, entre todas las que ya habían sido aisladas y descritas, estaba una que, a mi, me resultaba crucial. El mundo, los mundos si se quiere, en los que vivimos, es radicalmente incierto y carece, además, de sentido hasta tal punto que parece idéntico - agrego mientras escrivo esta crónica - al discurso shakespereano de un idiota, ¨lleno de sonido y furia´ . Los filosofos, en esta situacion, se empeñan en producir sentido. El arte, en cambio, amasa, manipula, pone de presente la incertidumbre y la carencia de sentido, sin pretender jamás resolver la incertidumbre ni establecer finalmente el sentido.
En fin, que en la sesion se habló de mas cosas de las que ahora resumo y que por lo mismo resultó, como dije arriba, intensa y variada. Nos despedimos hasta el próximo año.
3 de diciembre de 2008

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